En el “día nacional de la manipuladora de alimentos”, la supervisora a cargo de la gestión de más de 80 manipuladoras de alimentos en Punta Arenas, cuenta cómo comenzar sirviendo alimentos en establecimientos estudiantiles, le permitieron hacer carrera.
Margoth Huichapay es supervisora de manipuladoras de alimentos desde 2018 y, en la actualidad, son más de 80 “tías” que están a su cargo en la ciudad de Punta Arenas, todas pertenecientes a Saludable SPA, empresa que se adjudicó la licitación de Junaeb para la alimentación de jardines, escuelas y liceos públicos de la Región de Magallanes.
Pero no siempre fue así.
Margoth, quien entre sus funciones debe coordinar desde la entrega de los alimentos y la frescura de las frutas y verduras, hasta las visitas en terreno en 29 RBD entre jardines infantiles, escuelas y liceos de Punta Arenas, empezó su vida laboral en 2012 como manipuladora de alimentos en un liceo de Natales. Este mes en que se celebra el Día de la Manipuladora de Alimentos a las más de 36 mil mujeres que de Arica a Magallanes ejercen esa función, quiere contar su historia que comienza en la cocina.
“Yo tenía un grupo de tres colegas y siempre trabajábamos con gran entusiasmo. Nos acoplamos súper bien con los adolescentes. Los niños tienen un carisma especial, sobre todo los adolescentes y a ellos les gusta mucho escuchar y que uno lo escuche y los respete mucho”
Margoth cuenta que, durante esos tres años, siempre le gustó cocinar y que estaba muy cómoda en su puesto con sus compañeras de trabajo, Silvana Márquez y Margarita Gonzales. Su primer ascenso vino de la mano con la llegada de Saludable que se hizo cargo de la alimentación de recintos educativos de Magallanes, cuando le pidieron a ella y a sus dos compañeras que se hicieran cargo del monitoreo de las actas de fiscalización de supervisión. Margoth fue la única que aceptó, pues esta nueva responsabilidad implicaba que después de trabajar en el establecimiento educacional debía acudir como monitora a otros lugares a supervisar las cocinas.
“Había muchas cosas que no manejaba en ese entonces, pero se me fue enseñando y yo tenía las ganas de aprender y hacer las cosas bien porque siempre trato que todo salga bien, soy muy perfeccionista en ese sentido”.
Pampa Guanaco
El premio a su esfuerzo llegó en 2018, cuando nuevamente fue ascendida en la empresa, esta vez como supervisora de la zona de Tierra del Fuego, una zona con localidades muy alejadas entre si y con baja densidad poblacional. En su automóvil le tocó recorrer cada pueblo y caserío donde había un recinto educacional con niños que alimentar.
“Cuando tuve que ir por primera vez a Pampa Guanaco, yo salí de Porvenir y me demoré seis horas en llegar y más encima me fui sola. Como no tenía conectividad para GPS le pregunté a un caballero que me dio las indicaciones y partí. Tenía que ir a dejar un abastecimiento. En ese tiempo teníamos un niñito en Pampa Guanaco y ese niño no lo podíamos dejar sin comer. Entonces, el abastecimiento tenía que sí o sí estar”
El colegio, perteneciente a la localidad de Timaukel, la comuna más austral de Tierra del Fuego, no era más que una casa de campo, con una pequeña sala, una cocina y una bodeguita. Ahí estaban el único niño, su profesora y la “tía” manipuladora de alimentos.
“La tía preparaba su almuerzo y la educadora estaba ahí mismo en el establecimiento y yo le preguntaba “¿cómo usted se mueve de aquí a allá?” y ella me dice: “pero es que yo estoy cómoda porque estoy sola, cocinó según mi minuta y cuando termino mis cosas, como es un solo niñito a quien tengo que cocinar, yo me quedo ahí mientras la tía le va enseñando y así yo también voy aprendiendo, luego me viene a buscar mi marido y si no tenemos vehículo me voy a caballo hasta mi hogar””.
Según Margoth y su experiencia trabajando como supervisora en Tierra del Fuego, “vale la pena en todo sentido. Independiente que uno llegue cansado, pero vienes con el corazón lleno, porque fuiste a dejar el abastecimiento a un niño que le va a durar 15 días y tú sabes que dentro de 15 días tienes que volver para ir a dejar más alimentación, entonces es muy enriquecedora la experiencia y sacrificada, también para las tías que están haciendo el trabajo en otras localidades”.
Hoy, ya como supervisora de la zona norte de Punta Arenas y en el marco de la celebración del día de la manipuladora de alimentos, Margoth reflexiona sobre los inicios de su vida laboral y sobre sus tías a cargo. “Como manipuladora, nunca me imaginé que podía llegar a ser supervisora… y yo siempre le digo a las tías que todo se puede, nadie nace sabiendo y la empresa Saludable me brindo todas las herramientas que me ha dado, yo la he aprovechado una a una”.
Y a modo de cierre, Margoth les envía un mensaje a sus manipuladoras de alimentos “Tías sigan adelante. Lo que ustedes hacen por los niños, lo hacen de corazón siempre. Porque no solamente es llegar, preparar una comida y servir. Ya no. La preparación se lleva en el corazón. Y eso que les enriquezca el alma y el corazón porque ustedes no solamente son cocineras, son grandes personas, grandes motores tanto para su familia como para cada niño que alimentan”.